La culminación de la Pascua, como hace unos cuantos años, la celebramos con la Vigilia de Pentecostés y esta vez también presidió D. Jacinto acompañado por dos seminaristas. Suplicamos el don del Espíritu Santo para ser Su morada, tabernáculos de Dios Padre para el mundo de hoy. Casi al final de la Eucaristía, D. Jacinto repartió unas tarjetas a todos los presentes  con los siete dones.

De acuerdo con la invitación del Custodio de Tierra Santa, durante la Vigilia tuvimos presente de forma especial la intención de rezar por la paz en Jerusalén y Tierra Santa. Se puede leer más sobre este tema aquí.