El culto a Santa Ana se puede decir que se inicia en el siglo IV y es en Oriente. Ya el emperador Justiniano I hizo que se le dedicara un templo. El 25 de julio se celebra en Oriente su fiesta y que podría ser la memoria de la dedicación de la primera iglesia en Constantinopla o el aniversario de las llegadas de las supuestas reliquias a esta ciudad (año 710). En la Iglesia Latina no se veneró a Santa Ana hasta el siglo XIII. Fue introducida en Inglaterra por el Papa Urbano VI el 21 de noviembre de 1378, y a partir de entonces se extendió a toda la Iglesia occidental. Pasó a la Iglesia Latina universal en 1584.

Como  dijo el papa Francisco en Río de Janeiro (Brasil) en el 2013:  “los santos Joaquín y Ana forman parte de esa larga cadena que ha transmitido la fe y el amor de Dios, en el calor de la familia, hasta María que acogió en su seno al Hijo de Dios y lo dio al mundo, nos los ha dado a nosotros. ¡Qué precioso es el valor de la familia, como lugar privilegiado para transmitir la fe!” Gracias a ellos, los abuelos, muchos de nosotros estamos enraizados en la verdad, gracias a ellos, generación tras generación se mantienen vivos los valores del Evangelio y la fidelidad al Altísimo y Omnipotente Dios. ¡Supliquemos la intercesión de santa Ana para aprender a confiar humildemente en el Señor hasta el final de nuestras vidas!

El Triduo lo celebrará D. Francisco Maya, vicario de la ciudad a las 19:00 h. los días 24, 25 y 26 de julio.