“Mi felicidad es estar junto a Dios”

Me llamo Magda, soy polaca y conocí esta Comunidad en el año 2006. El versículo que he citado más arriba es precisamente por qué estoy aquí. Es lo que buscaba y deseaba en la vida: ser feliz. Pero era el Otro quien me buscaba a mí primero.
Al acabar los estudios conseguí un trabajo fijo y estable en una oficina de la empresa del gobierno. Firmé el contrato indefinido y comenzaba a llevar una vida cada vez más independiente. Se cumplió mi deseo y estaba muy contenta por tener asegurado mi futuro, así creía. Mientras trabajaba, poco a poco me iba dando cuenta de que estar contenta no es lo mismo que ser feliz y que tener, no es lo mismo que ser.
Con el tiempo y por medio de diversas situaciones y encuentros, también dentro de la Iglesia, notaba una inquietud en mi corazón. Todo el conjunto de aquellos acontecimientos se convertía en un camino por el que el Señor me conducía para que esté junto a Él. Y Dios, sirviéndose de medios humanos, me ha regalado una forma concreta de vida: la Fraternidad de Hermanas Clarisas que viven dentro de la clausura en pobreza, obediencia y castidad, aquí en esta ciudad de Badajoz.
La llamada de Dios es irrevocable y aunque en mi vida religiosa hay también un tiempo de ruptura, de vuelta a la vida anterior, he podido comprobar que Dios mantiene sus promesas. Él es Fiel y me ha mostrado su misericordia al buscarme y atraerme a sí mismo aprovechando los momentos de mi vida más oscuros y en los que todo me parecía perdido e incomprensible. Pero a Él le pertenece la última Palabra y Su Palabra es Vida, de modo que en el año 2017 regresé nuevamente al monasterio y comencé de nuevo el postulantado. Y sólo Él es quien me hace verdaderamente ser y ser feliz al saberme querida gratuitamente por Él. Poder experimentar ese amor a través de las personas que me ha regalado como hermanas de esta familia franciscana es un gran don por el que quiero agradecerle compartiendo contigo esta historia.
Pide por mí.
-Magda