San Francisco nos recuerda en su primera admonición: “Por eso, hijos de los hombres, ¿Hasta cuándo seréis duros de corazón? ¿Por qué no reconocéis la verdad y creéis en el Hijo de Dios? Mirad que diariamente se humilla, como cuando vino desde el trono real, al seno de la Virgen. Él mismo viene diariamente a nosotros en humilde apariencia. Cada día baja del seno del Padre al altar, en manos del sacerdote. Y como se mostró a los santos apóstoles en carne verdadera, así también ahora se muestra a nosotros en el pan sagrado. Y lo mismo que ellos con los ojos del cuerpo veían solamente su carne, mas con los ojos espirituales creían que El era Dios, así también nosotros, al ver el pan y el vino con los ojos del cuerpo, veamos y creamos firmemente que es su santísimo cuerpo y sangre vivo y verdadero.
Y de ese modo está siempre el Señor con sus fieles, como El mismo dijo: Mirad que yo estoy con vosotros hasta la consumación de los siglos.”
Una nueva para ir descubriendo la presencia del Señor…